viernes, 29 de julio de 2005

Ofelia

Cuando, tras la muerte de Ofelia, Hamlet llega al cementerio y observa el trato que el enterrador está dando a algunos de los restos, exclama: ¡Oh, cualquiera mejor para enterrar que un sepulturero!

Esta frase siempre me ha causado la impresión de que nuestra norma de conducta debería ser hacer el trabajo propio con el mismo cuidado, con la misma diligencia que lo haría quien nos sustituye por unas horas, por unos pocos días; con la actitud de quien sabe estar haciéndolo lo mejor posible, pero sin reclamar o sentirse poseedor de mérito exclusivo alguno: cualquiera otro lo podría hacer tan bien o mejor.